El dorso del caballo: pieza clave en el movimiento

El dorso del caballo presenta una importante función como elemento de soporte de la caja torácica, prensa abdominal y peso del jinete. Sin embargo, su funcionalidad no se limita a esto; además tiene un papel esencial en la locomoción del caballo, ya que constituye el nexo de unión entre sus extremidades anteriores y posteriores, actuando a modo de transmisor de la fuerza generada por los pies y conduciendo el movimiento hacia la parte delantera. Todo esto convierte al dorso es una región clave y susceptible a sufrir dolencias.

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Anatómicamente el dorso corresponde a la zona de la columna torácica y lumbar y está formado por estas vértebras, la musculatura paravertebral y profunda de la columna y varios ligamentos que estabilizan todas estas estructuras. Además es importante tener en cuenta toda la musculatura antagónica del dorso que se encuentra en la zona abdominal y que es muy importante para el mantenimiento de un dorso sano.

Hay que tener en cuenta que la región torácica del caballo se encuentra reforzada con la caja costal (costillas) y es la zona preparada para llevar el peso del jinete, sin embargo la región lumbar no debe soportar peso y la montura no debe colocarse en esa zona (ver post “ajuste de la montura al dorso del caballo”).

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Signos clínicos indicativos de un problema de dorso

La mayoría de la sintomatología manifestada por caballos con dolor de dorso es únicamente observable durante el manejo o entrenamiento; menos habitual es que los problemas de dorso lleguen a crear compensaciones graves que se manifiestan en forma de cojera.

Los signos clínicos que el jinete suele observar y reportar son la repentina pérdida de rendimiento y flexibilidad en el entrenamiento, y en especial cambios en el carácter, como por ejemplo la negativa a realizar ejercicios que antes ejecutaba sin problema en caballos de doma, o bien derribos frecuentes o rehúses inesperados en caballos de salto.

En la cuadra se puede observar que el caballo con dolor de dorso  presenta hipersensibilidad al cepillado, se molesta cuando le colocan la manta, muerde y patea al ser ensillado y cinchado, e incluso en algunos casos  tiende a adoptar posturas antiálgicas para minimizar el dolor (por ejemplo remeten los miembros posteriores bajo el cuerpo o bien escarban en la viruta para acomodar sus miembros a diferentes alturas y así elongar su dorso).

Localmente se puede detectar mayor tensión en la musculatura, reacciones de dolor e hipersensibilidad al ser palpado, calor y pérdida progresiva de la musculatura (atrofia, uno de los signos más frecuentes en problemas crónicos).

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Marcada atrofia de la musculatura paravertebral
Marcada atrofia de la musculatura paravertebral

Otras manifestaciones de dolor de dorso son evidentes en el momento en que  el jinete se sube, e incluyen la dificultad del caballo para quedarse quieto, negativa a moverse, botes y patadas sin avanzar y hundimiento del dorso.

Durante el ejercicio, los síntomas clínicos indicativos de dolor de dorso,  incluyen la cojera uni o bilateral de miembros posteriores, falta de deseo de avanzar, rigidez del dorso, dificultad en los giros, movimiento violento de la cola, botes (especialmente al galope) o falta de impulsión. Por ejemplo, los caballos de salto suelen presentar una disminución de rendimiento que se manifiesta con rehúses, derribos, pérdida de elasticidad y proyección durante el salto, y escapadas tras la recepción.

Origen de los problemas de dorso

La detección temprana de aquellos factores que predisponen al padecimiento de las lesiones de dorso resulta fundamental para su prevención.  Los agentes etiológicos responsables de los problemas que afectan al dorso del caballo se dividen en:

–        Factores de manejo: ajuste incorrecto de la montura o de sus protectores, pautas de entrenamiento inadecuadas, jinete (peso y estilo de monta).

Está descrito que el jinete y su estilo de monta, debe ser considerado una de las  causas más importantes del desarrollo de patologías de dorso en el caballo. El jinete influye notablemente en la posición de la cabeza y del cuello del caballo; por ejemplo, si a un caballo joven, poco entrenado y escasamente musculado, se le trabaja a diario con la cabeza elevada, el dorso se hundirá y esta posición antinatural no le permitirá desarrollar su musculatura de manera que pueda compensar el peso del jinete.

El correcto ajuste de la montura es uno de los factores más importantes a la hora de prevenir un problema de dorso,  por lo que es básico realizar un examen completo y detallado de la montura y de sus protectores.

De manera general se recomienda trabajar todos los caballos a la cuerda sin montura al menos 2 veces a la semana para que puedan emplear y desarrollar correctamente la musculatura del dorso sin el peso del jinete (el tipo de trabajo a la cuerda y la utilización de rendajes depende de cada caballo y debe ser establecido de manera individual).

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–        Lesión en miembros posteriores: en muchos casos la existencia de un dolor mantenido no diagnosticado a nivel de los miembros posteriores tiene una repercusión a nivel del dorso. El caballo, al trabajar con dolor, crea compensaciones para evitar las molestias en sus miembros sobrecargando la región lumbar de su dorso que puede aparecer contracturada.

–        Alteraciones a nivel de la boca: puntas, ganchos y en general cualquier dolor a nivel dental influye negativamente en el trabajo del cuello y del dorso.

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–        Conformación: algunas conformaciones de dorso predisponen al padecimiento de lesiones, especialmente cuando no se tienen las precauciones necesarias a la hora de montar. Ejemplos: cruz prominente, atrofia musculatura paravertebral marcada, cifosis lumbar (convexidad), lordosis tóraco-lumbar (“caballos ensillados”)…

Patologías de dorso más frecuentes

El diagnóstico de una lesión de dorso se realiza a través de un examen clínico exhaustivo de TODO el caballo así como a través de métodos de diagnóstico por imagen (ecografía, radiología, gammagrafía…).

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Las patologías más frecuentes que afectan a la región del dorso se pueden agrupar en:

–        Lesiones óseas y articulares: como la superposición de apófisis espinosas o “kissing spines”, las fracturas de apófisis espinosas (por caídas generalmente), procesos articulares degenerativos en las articulaciones intervertebrales,  espondilosis…

–        Lesiones musculares: es muy frecuente encontrar dolor a nivel de la musculatura del dorso  (mialgia) y en muchas ocasiones este dolor puede no ser primario sino que puede ser la manifestación clínica de un problema articular o ligamentoso del dorso o incluso de lesiones en miembros posteriores.  Cuando el dolor se cronifica es común encontrar atrofia de la musculatura del dorso por desuso. En algunos casos, el dolor crónico produce una rigidez y espasmo general en toda la columna, conocido como “dorso en tabla”. Este tipo de complicación afecta al movimiento del caballo ya que hay ausencia total de movimiento del dorso en todos los aires, limitando la flexibilidad de la columna. Menos frecuentes son los desgarros o contusiones de la musculatura paravertebral.

–        Lesiones ligamentosas: el ligamento supraespinoso recorre toda la columna justo debajo de la piel y frecuentemente se lesiona por traumas directos repetidos o bien por un sobre estiramiento del mismo.

–        Lesiones superficiales: heridas, edemas subcutáneos, alopecias, engrosamiento de la piel, muy frecuentes por un incorrecto uso de monturas y protectores, frecuentemente sobre la cruz. Como secuela, es habitual observar zonas sin pelos o  con pelos blancos, como clara manifestación de presión prolongada y ausencia de vascularización.

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En próximas entradas explicaremos las claves del tratamiento de este tipo de lesiones desde el punto de vista médico y fisioterapéutico.

El día 22 de febrero impartiremos en Madrid la III Jornada de Fisioterapia Equina en la que trataremos con detalle el tema del dorso del caballo, su importancia en la biomecánica del caballo, sus lesiones, cómo prevenirlas y cómo mantener esta región en perfecto estado.

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